Día 9: Matera

El despertador volvió a sonar a las 8, duchas, desayuno y a la estación de tren. Hoy íbamos a usar otra línea ferroviaria, Ferrovie Appulo Lucane, que nos llevaría a Matera. Compramos los billetes en la ventanilla (4’90 €) y entonces vimos un cartel en el que ponía la fecha de hoy y la palabra Sciopero, mal asunto, había huelga por la tarde de 16’45 a 20’45.

Subimos al andén (está en el primer piso), a coger el tren de las 10’05. Antes de subir al tren había que fijarse bien porque era de 4 vagones, pero dos iban a Matera y 2 a Gravina in Puglia (al llegar a Altamura el tren se divide y cada mitad del tren sigue su ruta). No es difícil acertar el vagón, porque está indicado en un luminoso en el lateral, pero claro, lo de que el tren se divida durante la ruta, no es algo a lo que nosotros estamos acostumbrados. Inicialmente, nosotros pensábamos que habría que bajar en Altamura para cambiar de tren, pero está bien pensado lo de dividir el tren desde la estación de origen.

En esta compañía, el tren también salió con un retraso de 10-15 minutos, la duración del trayecto hasta Matera es de 1’40 horas. Tuvimos tiempo de sobra para ver el tema de los horarios de vuelta, porque por esta línea (y Ferrovie del Sud Est también), en los horarios, ya tienen marcados los asegurados en caso de huelga.

Al llegar a Matera Centrale, compramos los billetes de vuelta y el señor de la ventanilla nos confirmó el mismo horario que habíamos visto nosotros, una pena la huelga, porque nos dejó la visita en dos horas justitas.

Al llegar a MATERA estaba cayendo una buena nevada, el paseo al centro fueron escasos 10 minutos. Nada más llegar, nos tomamos un capuchino y un espressino, para entrar en calor.


Y luego a las vistas panorámicas, el mirador está en la PIAZZA VITTORIO VENETO, desde allí se obtienen unas vistas increíbles de Matera; solo por ellas merece la pena venir.





Luego decidimos ir a la Catedral, que es lo que se ve justo al fondo de las fotos, aunque parezca más lejos y haya que bajar y subir, el Google Maps nos decía que eran 15 minutos, y como las rutas que le habíamos calculado andando, las había acertado, con paciencia y cuidado de no resbalar, bajamos y subimos en el tiempo previsto.



Hicimos fotos desde la puerta de la Catedral, donde las vistas son bonitas pero no tanto como las del mirador que esta justa enfrente, donde estábamos antes.



Entramos a la CATTEDRALE DI MARIA SANTISSIMA DELLA BRUNA, del siglo XIII en estilo románico pugliese, como las de Bari.   



Capella dell'Annunziata

En la Catedral nos ofrecieron diversas excursiones por iglesias de los Sassi, pero el día no estaba para mucho y además no teníamos tiempo.

Los Sassi son la parte antigua de Matera y corresponden a una ciudad entera excavada en la toba (roca calcárea muy porosa). Las cuevas excavadas,  la densa red de callejuelas, junto con las iglesias rupestres, son Patrimonio de la Unesco desde 1993.

Al salir apenas nevaba, así que callejeamos un poco por unas calles más que tranquilas, en las que apenas nos cruzamos a nadie. Y al poco fuimos cogiendo el camino de vuelta.













Bajada a los Sassi desde Piazza Vittorio Veneto

Volvimos a las vistas panorámicas de la PIAZZA VITTORIO VENETO, para despedirnos de la bonita Matera y repetir las fotos ahora que ya no nevaba; esta vez como era de esperar salieron un poco más nítidas y además no había nadie en el mirador.





Compramos una focaccia para comer algo rápido en la estación, mientras esperábamos el tren.

La estación de tren es bastante pequeña, pero por lo menos es subterránea y te puedes reguardar del frío. Poco antes de la hora del tren, las 14’26, desapareció de la pantalla nuestro tren, los locales permanecieron allí sin inmutarse, tras un rato comentado, que pasa, y si no viene, pero si este era asegurado en caso de huelga; total que a la hora más o menos que tenía que pasar (con los 10-15 minutos de retraso habituales), pasó el tren. Por lo menos como el tren acababa de salir de la estación anterior, venía casi vacío y pudimos sentarnos sin problemas.

Durante el trayecto, se pasó casi la mitad del camino nevando; más que al venir. Así que en el viaje de vuelta disfrutamos de un bonito paisaje.


Al llegar a Bari, antes de subir a casa, hicimos parada en el supermercado y compramos algunas cosas que nos faltaban para el desayuno.

Un poco de descanso, un poco de tv y un poco de internet para organizar las visitas de mañana.

Y poco más de las 8 salimos a cenar, ya teníamos hambre, repetimos en Mastro Ciccio, con este mostrador es difícil resistirse a seguir probando.


Pedimos un Lu Sole que es un panini con filete de pollo rebozado, un panzerotto de búfala que es la empanadilla frita típica de la zona, y un par de arancini que son como croquetas rellenas de arroz en vez de bechamel. El panini bastante rico, el panzerotto no estaba mal pero un poco contundente, aunque nos podíamos ir sin probarlo y los arancini sin que estuvieran mal no nos convencieron mucho, y para beber un par de cervezas; todo nos costó 15 €.


Tas la cena no nos pudimos resistir a probar un postre que habíamos visto, allí mismo en Mastro Ciccio, unos frittelle, nosotros lo pedimos con nutela y pistacho; con lo sencillo que es este postre y lo  riquiiiisimo que estaba. Y sólo 3 €.


Tras la cena y el postre, rápidos a casa, la noche seguía muy fría y con viento.

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