Día 5: Alberobello

El despertador sonó a las 7’30, duchas, desayuno y a las 9’30 más o menos en marcha; hoy le íbamos a dedicar el día completo a ALBEROBELLO. Además aunque todavía habían nubes, no iba a llover y hasta iba a salir el sol.

Este pueblo es muy pequeño, y con lo que habíamos visto, pues ya podríamos darnos por satisfechos, pero cuando planeamos el viaje siempre dejamos tiempo de sobra para las visitas estrellas, por si nos llueve mucho. Y la verdad, pasear sin ninguna prisa por sus calles, en las que en muchas veces no ves a nadie (sobre todo en Rione Aia Piccola) es una gozada. Este pueblo es uno de esos que no sabes ni que existe, pero cuando ves unas fotos quieres ir; incluso se ha convertido en uno de los símbolos de la región.

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- Un poco de historia de los trullos –

Este tipo de construcción es propia del Valle de Itria y también puede encontrarse en otras poblaciones vecinas, pero en menor número. Alberobello es considerada la “capital de los trullos”, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996.

Los trullos son construcciones con unos techos cónicos, que originalmente se construyeron sin ningún tipo de argamasa ni cemento; estas viviendas inicialmente se utilizaban como alojamiento de granjeros y agricultores.

La leyenda cuenta que cuando los impuestos eran demasiado elevados en la época medieval y venía el inspector a recaudar, los granjeros demolían los techos y después los reconstruían.

Otros señalan que su origen está en que al ser construcciones sin mortero se estimaban transitorias y no formaban legalmente un poblado, de manera que no tenían que pagar el impuesto por la creación de núcleos urbanos.

En el siglo XIX cuando estas inspecciones de dejaron de realizar, los trullos se reconstruyeron con argamasa para que fueran más estables.

En la cima de cada trullo se colocaba una piedra o pináculo, y retirando una sola piedra demolían el techo, para que pareciera un simple montón de piedras; el pináculo podía ser de diversas formas.

Lo símbolos sobre el tejado se pintaban a mano con cal y los había de todo tipo, paganos, cristianos, pero los más comunes eran para la protección de la familia frente el mal de ojo. Con el paso del tiempo han perdido su significado y valor inicial.

En su interior apenas tenían mobiliario, debido a las formas redondeadas, disponen de pequeñas ventanas y no tienen puertas que dividan su interior; debajo de la cúpula central interna, hay una plataforma donde tradicionalmente se almacenaban los alimentos.

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En la plaza principal, Piazza del Popolo, se encuentra este mapa.


Comenzamos por la BASILICA SANTUARIO SANTI COSMA E DAMIANO, dedicada a San Cosme y San Damián que son los patrones de la ciudad desde 1854. El edificio actual reemplaza a una pequeña capilla y fue construido a finales del siglo XIX en estilo neoclásico. En el campanario de la derecha hay un reloj y en el de la izquierda un reloj solar. La iglesia fue reconocida como Santuario en 1938 y fue nombrada Basilica Menor en el año 2000, por el Papa Juan Pablo II.



Justo detrás, TRULLO SOVRANO, construido durante la primera mitad del siglo XVIII, es el único trullo con un piso elevado y por eso se llama "sovrano" (en italiano significa monarca o rey). Es el único trullo con planta elevada a la que se puede acceder desde el interior. El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1930. Horario: 10 a 1’15 y 3’30 a 6’30. Precio: 1,50 €.













Tras estas visitas nos fuimos a callejear por Rione Monti, subimos a la terraza de una tienda para ver el panorama desde arriba (merece la pena); la entrada es gratuita, nosotros allí compramos un par de imanes por hacer algo de gasto. Alberobello es un buen sitio para comprar regalos, hay cosas bonitas y a buenos precios, así que aprovechamos para comprar regalitos.

Cerca de terraza panorámica Belbedere










Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza

Vistas desde la terraza





Luego nos fuimos a Rione Aia Piccola, más tranquilo que la zona anterior.

Terraza panorámica Belvedere

Terraza panorámica Belvedere




Sobre la una y algo volvimos a Rione Monti para comer en Trulli e Puglia Wine Bar, que si no fuera porque ya lo teníamos fichado ni entramos, porque tiene una pequeña puertecita y el local esta escaleras abajo. Pedimos una tabla de quesos y una de fiambres, muy ricas, además daban el pan recién calentado; junto con un refresco y un vino costó 30’50 €.



Después fimos a la pastelería Martinucci Laboratory (hay varias por La Puglia), a rematar la comida; pedimos un capuchino, un spressino y una tarta de limón, que estaba riquísima, además con una presentación espectacular.


Tras nuestro paso por la pastelería, la mayoría de locales estaban cerrados, así que las calles estaba muy tranquilas.



Una vez en nuestro barrio volvimos a callejear por Rione Aia Piccola, ya sin fotos, solo a disfrutar de esas construcciones tan curiosas. Luego fuimos a nuestra casita, un poco de internet y un poco de televisión, para acabar la tarde.

Sobre las 7 salimos, primero dimos una vuelta nocturna por Rione Aia Piccola, en la que si por el día es tranquila, por la noche, creo que no nos cruzamos con nadie, tan solo con un par de gatos.




Luego, como ayer, fuimos a tomar algo a My Land, y nos decidimos por unos Aperol Spritz, que en Alberobello no nos habíamos tomado ninguno todavía, los sirvieron acompañados de unas patatas fritas y unas aceitunas (5 € cada uno, se ve que es precio estándar en la región).


Dedicamos el tiempo a reorganizar el planing inicial, porque desde ayer las previsiones daban bastante lluvia para los días siguientes, lo bueno es que mañana nos íbamos a Bari y eso ya nos daba mayor libertad para cambiar las excursiones según el tiempo.

Luego dimos una vuelta por Rione Monte, como las tiendas y bares ya estaban cerrados, a esas horas estaba prácticamente desierto.



Como no teníamos mucha hambre, pare cenar decidimos compramos algo para llevar a casa, en La Fontana 1914; nos decidimos por unos paninis, uno con bombettas y otro con salchichas, que junto con unas cervezas bien fresquitas nos costó 10’50 €. Este lugar también es tipo braceria, con el mostrador de carnes y te lo preparan allí al momento. Las bombetas son algo así como carne de cerdo envuelta con bacón, no estaban mal, pero eso si, muy contundente.

Tras la cena y una vez en casa, tocaba hacer las maletas, luego un poco de televisión y a dormir; estábamos en la mitad del viaje y mañana tocaba cambio de ciudad y de casa.

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